Más de 50 mujeres asesinadas este año nos dicen a gritos que, pese a la Ley Contra el Feminicidio, el trabajo de los observatorios, la mayor difusión de los casos, etc; los feminicidios hoy siguen siendo pan nuestro en el Perú. Se necesita una política integral para combatir la violencia machista. Los peruanos y peruanas, desde el Estado, tenemos que asumir que el origen de la violencia contra las mujeres es el machismo y hay que erradicarlo. La abogada María Isabel Rosas Ballinas escribió este artículo hace tres años. Hoy, solo han cambiado los nombres: Yovana Raquel, cuyo cadáver fue hallado en una maleta, es la víctima más reciente. Si aún no se despliegan todos los esfuerzos para una política integral contra los feminicidios, su crimen no será el último.

RUTH THALÍA SAYAS, ESTHEFANY FLORES, NATALEE HOLLOWAY……………….FEMINICIDIO BRUTAL EXPRESIÓN DEL MACHISMO EN EL MUNDO

(Por: María Isabel Rosas Ballinas*)  El asesinato de Ruth Thalía Sayas perpetrado por su ex pareja Bryan Romero ha conmocionado al mundo de la misma manera que impactó el asesinato de Esthefany Flores por el holandés Joran Vann Der Sloot, relacionado con el asesinato y la desaparición por este mismo sujeto de la adolescente Natalee Holloway en la isla de Aruba hace algunos años. Estos crímenes han causado terrible indignación social y evidencian que las víctimas, siendo distintas entre si, representan a miles de mujeres que son asesinadas diariamente en el mundo a manos de sus parejas, ex parejas, otros miembros de su familia, o por individuos desconocidos pero con una causa común: la discriminación y la violencia de género.

En efecto, este dramático crimen y todos aquellos que aparecen a diario en los medios de comunicación develan un grave y creciente fenómeno social que afecta a las mujeres al margen de sus edades, razas, clases sociales, costumbres y comportamientos, el hecho es ser únicamente mujeres, crimen que por sus particulares características se le ha denominado feminicidio. El feminicidio es una de las manifestaciones más extremas y perversas de la violencia que se ejerce cotidianamente contra las mujeres, es un término propuesto para calificar el genocidio que se produce mundialmente contra las mujeres por ser tales, con características particulares que lo diferencian de otros homicidios. Este fenómeno se explica por la desigualdad social que aún existe entre las mujeres y los hombres, desigualdad que se traduce en discriminación, subordinación y violencia en agravio de aquellas.

Los casos de Ruth Thalía, Esthefany y Natalee han sido levantados con gran fuerza por los medios de comunicación y por eso nos han impactado profundamente, no obstante existen a diario mujeres que siguen siendo asesinadas en particular en América Latina encontrándose Perú, México, El Salvador y Guatemala entre los países donde las cifras muestran una proyección creciente, y sin embargo existe también una práctica sistemática de invisibilización de tales asesinatos y de gran tolerancia social. Al respecto La Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer de la Organización de Estados Americanos, llamada también Convención de Belem Do Pará, ratificada por el Perú, reconoce que la violencia de género constituye una violación de los derechos humanos y las libertades fundamentales, limitando total o parcialmente a la mujer el reconocimiento, goce y ejercicio de tales derechos y libertades. Reconoce, igualmente que la violencia contra la mujer es una ofensa a la dignidad humana y, sobre todo, que la violencia de género es una manifestación de las relaciones de poder históricamente desiguales entre hombres y mujeres. Este instrumento internacional ha definido la violencia contra las mujeres como “cualquier acción o conducta, basada en su género, que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer, tanto en el ámbito público como en el privado”. Asimismo ha especificado los distintos ámbitos donde se produce, ha identificado los agentes que la ocasionan y ha determinado la responsabilidad de los Estados.

Este grave problema social que afecta a las mujeres en particular y a la sociedad en general por los graves impactos que ocasiona requiere la urgente atención estatal, es fundamental que los gobiernos a través de sus distintos niveles y autoridades asuman de manera prioritaria la responsabilidad y el reto de desarrollar políticas de estado y acciones para prevenir, investigar y sancionar con la debida diligencia esta forma de violencia. Es necesario integrar en las políticas de seguridad ciudadana, acciones de prevención real y efectiva que implique una verdadera protección de las mujeres, sin que sean ellas las que recorten sus libertades y busquen resguardo en sus propias casas, lugar donde creen “estar más protegidas”. Las investigaciones desarrolladas sobre feminicidio en el Perú, dan cuenta que la mayoría de las mujeres han sido asesinadas por sus parejas o ex parejas, y en sus propias casas, es decir el lugar supuestamente más seguro para los integrantes de una familia.

Es necesario también revisar la reciente tipificación del delito de feminicidio que a través de Ley N° 29819 incorpora al Código Penal esta figura específica y lo define como el homicidio cometido contra la mujer que es o ha sido la cónyuge o la conviviente del homicida, o que estuvo ligada a él por una relación análoga. Sin embargo no recoge los asesinatos de mujeres cuando el homicida no tenía una relación de pareja o una relación familiar con la víctima como por ejemplo el caso frecuente de mujeres violadas y asesinadas por desconocidos. La gravedad del este problema social y sus particulares características, implican justamente la necesidad de criminalizar ese delito con un tipo legal específico, atendiendo a sus diferentes manifestaciones.

(*Abogada del Estudio Rosas Ballinas, ex Viceministra de la Mujer)